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lunes, 20 de mayo de 2013

Tampoco voy a querer


Abro los ojos, es temprano.
Los gritos del sargento, como un despertador, monótono como todos los santos días.
Rutinariamente me preparo, monótonamente hoy no habrá desayuno hasta volver de la primera ronda.
Como de costumbre no pasa nada, se escuchan disparos dispersos, ruidos desconocidos rutinariamente conocidos, el reconocimiento termina y volvemos al campamento por nuestro desayuno que, curiosamente, es tan rutinario como todo lo demás.
Hoy me levante sin ganas, como todos los días, sin ganas de levantarme...
Estúpida guerra que va a acabar con todos nosotros, levantarnos para matar y para ver como, uno a uno, nos van matando.
Llega la noche, hoy no toca guardia, me voy a dormir sabiendo curiosamente ¿rutinariamente? que mañana tampoco voy a querer levantarme otra vez.
Un día más, un día menos...