Dijo el gran Oscar Wilde: "Lo bueno de jugar con fuego, es que uno aprende a no quemarse"
Cuanta verdad, no existe mejor maestro para conocer el dolor que el fuego, su flama es atractivamente bella, el dolor intenso, y sus huellas son un recuerdo eterno que nos impide olvidar.
Difícil es quemarse de nuevo con semejante aprendizaje.
Es como la traición ¿Cuántas veces pueden traicionarte? Solo una, cuando no sabías, después ya no es traición sino torpeza propia por seguir llamando amigo al enemigo...
Otro tanto pasa con la eperanza/desesperanza, con la ilusión/desilusión. Por fortuna solo pueden lastimarte una vez aún en el caso de que lograran golpearte dos veces ¿Sábes por qué? Porque el primer golpe siempre duele, el segundo uno ya está "quemado" y curtido como un buen cuero... Una cicatríz encima de otra ni siquiera se nota.
Los siguientes intentos de lastimarnos son como flores de agua: Tienen su atractivo pero se escurren entre los dedos, así son los segundos golpes, las segundas traiciones, las segundas desesperanzas y las segundas desilusiones, se desvanecen sin poder dejar otra cicatriz.
"Que te vaya bonito, que no te vaya mal" dice la canción ¿Para qué desearle el mal a alguien que ya lleva el mal en su corzón? Su corazón es su cicatríz, no dejarias otra huella sobre él, sola desaparecerá esa pobre alma ¿Como una flor de agua escurriendose entre tus dedos? Sí, así de fácil se deja ir.
Pobre corazón, pobre alma, condenada a desaparecer sola como una flor de agua escurriendose en la mar...
