menu desplegable

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Maldita codicia...

¿Tú eres el nuevo? Uno, dos, tres, cuatro...
Uno: No preguntes.
Dos: No cuestiones.
Tres: No te retrases.
Cuatro: No te adelantes.

Inesperadamente así empezó y terminó su contrato, tómalo o déjalo eran las dos únicas opciones, sin preguntas, sin cuestionamientos, sin retrasarme pero sin adelantarme a informar mi decisión?
¡Extraño trabajo este! Todavía no sabía a qué me enfrentaba y ya tenía que marchar al ritmo. Confío en mis capacidades, me llamaron porque me conocen y saben que puedo hacerlo ¿O esperan mas de mí? Titubeo un poco, mi cabeza se tambalea como un barco en mar picado ¿Por fuera parezco sereno? Por dentro el universo a punto de estallar en mil pedazos... Se que no es bueno y que de esto hay un antes y un después, si digo "sí" no hay retorno, si digo "no" pierdo un tren que quizás nunca vuelva a ver pasar.
En contra de todo esfuerzo mi garganta vomitó un fuerte y claro "sí, acepto" ¿Quién le dió esa orden? ¡De seguro no fuí yo! Pero en estos trabajos no hay marcha atrás, ahora era uno mas del equipo y aún a pesar del revuelo en mi interior sabía que quería subirme a este tren...

Mientras repasabamos el plan en mi cabeza seguían resonando sus palabras: "uno, dos, tres, cuatro..."
Por una vez en mi vida empecé a dudar de mi cordura, este no era un trabajo sencillo ni bueno ni agradable, era como ir a despertar al Dragón, decirle en la cara que estaba muerto y claro está, matarlo como si nada?
No conozco un solo Dragón que venda su vida a buen precio, se lo cobran y con grandes intereses, pero el botín... Como decía un amigo: "Maldita codicia que no me deja dormir"

No hay comentarios: